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Adriana Tribiño Martínez - Psicoterapia y Peritajes

Introducción a Psicoterapia

Con el fuerte empeño de ir cuestionando y revisando distintas formas de ayudar a las personas, he realizado un recorrido por distintas disciplinas (psicoanálisis clásico, cognitivismo, neurociencia, psicología evolutiva y teoría del apego), integrando diversas formas de trabajar siempre con un enfoque psicodinámico, ya que a mi entender, es el que mejor explica la complejidad psíquica; así consolido mi formación en psicoterapia psicoanalítica.

¿Por qué una psicoterapia psicoanalítica?

Porque a través de la relación que se establece con el terapeuta se reviven las primeras relaciones que nos permiten, incidiendo en ellas, modificarlas. La psicoterapia psicoanalítica nos permite relacionar hechos que aparentemente no están vinculados.

Un ejemplo ayudará a entenderlo mejor. Una mujer acude a terapia con una discapacidad acusada, una pérdida de visión que iba a más, ella consulta por los síntomas de transgresión que tiene, le da miedo que se pueda meter en un lío.

Con el tiempo, iba consolidando una identidad “negativa” con pequeños “hurtos”. Un abordaje directo y tomado como una transgresión podría haber fijado la sintomatología, sólo un abordaje más relacional y entendiendo el síntoma muy en el contexto con su pasado, como una forma del sujeto de “robarle” a la vida lo que ella sentía que la vida le estaba robando (la vista), fue lo que hizo que empezase a cuestionarse y como consecuencia, a modificar su conducta.

¿Qué pasa con los adolescentes?

En mi opinión, son los que buscan con más fuerza “su verdad”. Tienen mucho trabajo psíquico que hacer, un duelo por la infancia y la búsqueda de otros ideales distintos a los de sus padres, que a su vez les ayuda a separase de estas primeras vinculaciones. La construcción de su propia identidad. Esto es todo un proceso que ellos mismos desean pero temen al mismo tiempo, lo que les produce sentimientos ambivalentes que, se traducen en conductas oscilantes, donde a veces exigen verbalmente libertad, pero al mismo tiempo pueden mostrar una conducta infantil que genere más control por parte del adulto.

Y ¿si no quieren acudir a consulta?

A mi parecer, la psicoterapia no puede funcionar desde la imposición. Cuando el adolescente no quiere venir, yo le escucho a través de sus padres (quiere decir que sigo citando a los padres para que me hablen de él) y así voy generando un espacio para él, en varias ocasiones ha terminado asistiendo a una psicoterapia conmigo o con otro profesional, pero ha sido capaz de dejarse ayudar.

¿Y para niños?

Es curioso observar como muchos de ellos vienen a consulta con la “sonrisa colgada”, y cuando uno les pregunta ¿por qué estás aquí?, suelen contestar “no sé, porque mi mamá me trajo”, etc.

Por eso es tan importante tener un buen ojo clínico y realizar una buena entrevista, para poder “tirar del hilo”. Muchos niños dicen que no les pasa nada y lo que realmente les pasa es que están desconectados de sus emociones.

Por eso a veces preguntando directamente lo único que conseguimos es que se cierren en banda. Ahí es cuando más me ayudan las “herramientas psicoanalíticas”. Os voy a poner un ejemplo para poder ilustrar lo que intento transmitir.

Una vez acude una niña con una “sonrisa colgada” (había aprendido a sonreír como forma de tapar sus auténticos sentimientos). Y le pregunto cómo se siente a lo que responde que fenomenal, que la madre le trae, pero que no sabe el motivo, que ella no tiene ningún problema.

Comenzamos a jugar y en su juego ella despliega una parte importante de su conflicto. Acomoda todos los muñecos a su antojo ocupando prácticamente todo el espacio y creando una súper casa. A mí me deja un trocito pequeño y dos “detallines” para que pusiese mi casa. A través de su juego ella estaba “representando” lo que no podía decir con palabras: que ella sentía que le dejaban las “migajas”, mientras que a la nueva familia que había construido su padre le destinaban toda la energía y el buen pasar. Esta niña estaba muy rabiosa, y mantenía su sonrisa como forma de ocultar la rabia que no se permitía sentir (ni admitir), generando así una conducta hiperactiva en el colegio.

TERAPIA DE PAREJA:

Porque las parejas atraviesan distintas crisis, y este es un momento privilegiado de producir cambios, de buscar “otra oportunidad”, de relacionarse, otro contrato, otro lugar, en todo caso hacer algo distinto.

Cada pareja tiene sus propias características. Para un buen funcionamiento, es necesario que la pareja, esté bien definida frente al exterior, con lindes suficientemente flexibles como para poder modificarlas frente a ciertas circunstancias, pero lo suficientemente sólidos para diferenciar claramente de otras relaciones de amistad. Al mismo tiempo, dentro de la pareja los cónyuges deben continuar diferenciándose ente sí, cada uno con su espacio propio. Todo esto dependerá en gran medida de la cultura en la que ambos hayan asimilado estas ideas.

Difícilmente ninguna otra relación humana exigirá tal suma de variedad en el espectro: autonomía, protección, madurez, estabilidad, comprensión, estímulo, etc.

ORIENTACIÓN FAMILIAR

Ser padres es una de las labores más complejas y que más versatilidad requiere de una misma persona. En la familia, los roles que se establecen se van fijando: “el guapo”, “la lista”, “el vago”, etc. Cuando estos roles cercenan la posibilidad de crecer o de producir variaciones es necesaria la intervención de un profesional para ayudar a que estos “roles” circulen y a que los miembros puedan posicionarse y relacionase de forma distinta.

PREGUNTAS MAS FRECUENTES:

Mitos de la psicoterapia psicoanalítica infantil

Los padres muchas veces se asustan cuando piensan en una psicoterapia psicoanalítica. Piensan que el profesional le inundará a su hijo de “cuestiones raras” como: “el edipo", “la angustia de castración…”, no es para menos!. Si bien es verdad que en una época se hacían interpretaciones “salvajes”, en la actualidad, afortunadamente, la psicoterapia psicoanalítica ha evolucionado y se trabaja mucho desde la observación, lo que el niño trae con su discurso, su conducta o su juego.

Y ¿los padres qué papel juegan?

Es muy “difícil e ingrato” a veces el papel de los padres, pues muchas veces les toca ser “excluídos” de las sesiones, pero forman una parte muy importante del proceso. Soy muy clara con los padres en cuanto a mí opinión sobre lo que le está sucediendo al niño y cuál es la mejor opción para ayudar a su hijo.

Muchas veces les explico a los padres que ellos como padres pueden hacer ciertas cosas para ayudar a sus hijos, pero que yo como profesional haré otras. Como cuando a un niño le duele la tripa uno lo lleva al médico, no se convierte en el médico de su hijo, y no por esto es “mal padre”, justamente admitiendo sus limitaciones, acude en busca de la ayuda de un profesional. Si veo que los padres no van bien encaminados, voy a intervenir para que intentemos todos ir en la misma dirección. Unos padres que son “aliados de la psicoterapia” ayudan y no obstaculizan el proceso.

¿Cómo se trabaja en una psicoterapia psicoanalítica infantil?

Algunas veces sugiero terapias vinculares, quiere decir que trabajaré con esa “diada” o “triada” de padres e hijo/a. Dependiendo del tipo de problema y las posibilidades que tenga.

Otras, dentro del proceso, sugiero sesiones vinculares. Por ejemplo, recuerdo trabajando con un niño que solía negar todas las emociones de rechazo y tristeza, en una sesión con el padre observo que el niño le había realizado “un dibujo”, el padre contesta que todo se queda en la consulta (es una regla de las sesiones, el padre pegado a la norma y con dificultad de empatizar con los sentimientos del niño en ese momento). El niño sin “rechistar” coloca el dibujo en su caja pero cambia el gesto de “su cara” sin decir nada. Lo que me permite a mí incidir en este episodio, tomarlo como ejemplo y trabajar sobre ello y otras situaciones en las que él se hubiese sentido “rechazado”. También me permitió trabajar con el padre, como él a veces por cansancio, otras por desconocimiento, otras por falta de empatía le contesta al niño desde la “frialdad de la norma” en vez de tener una respuesta más empática que a su vez va a generar en el niño un contacto afectivo aunque le estén diciendo que: NO.

¿Parece que muchos problemas de los niños son causados por carencias afectivas?

Sí, efectivamente, muchos son producto de carencias afectivas, pero hay problemas de diversos orígenes. Por ejemplo hay muchos problemas por la falta de límites. Muchos padres desean complacer a sus hijos en todos sus deseos y lo que les genera dificultad es decir NO.

A veces, decir que no, representa ocupar el “lugar del malo” y por la historia familiar de cada padre/madre, puede ocasionarle dificultades ejercer de malo puntualmente. Otras veces puede que la causa sea no tener una buena relación de pareja, entonces necesita “hacer alianza” con su hijo y no le puede decir que no. Pueden ser distintos motivos, lo suyo es investigar para descubrir lo que está generando esta dificultad e incidir allí.

¿Es la falta de comunicación lo que genera el problema con los hijos?

A veces, no siempre. Explicar todo lo que pasa en las relaciones humanas desde la falta de comunicación me parece un poco simplista. Yo creo que es mejor investigar y muy a fondo para poder realizar un diagnóstico preciso y dependiendo de ello trazar una intervención terapéutica. La mayoría de las veces no es un sólo causante sino que son varias las variables que están incidiendo. Por ejemplo una pregunta que suele ayudar bastante es: esta reacción o conducta se puede explicar completamente desde lo que ha dicho el profesional o queda un plus que no termina de dar cuenta?

*Nota aclaratoria: los ejemplos de casos citados, están modificados para conservar la intimidad de las personas que han acudido y depositado su confianza en mi quehacer profesional. Agradezco su comprensión.

Adriana Tribiño Martínez - Psicoterapia y Peritajes

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