EL ADOLESCENTE EN BÚSQUEDA DE SU IDENTIDAD
Uno de los mayores trabajos que debe realizar el adolescente es encontrar su identidad, cara a sí mismo y a los demás. Para ello deberá en primer lugar separase de las figuras parentales a las que haya estado más próximo o más vinculado (su cuidador principal) que no siempre es la misma persona. Por separación no me refiero a la geográfica. Uno puede mandar a sus hijos a Inglaterra, pero no dejarles separar psicológicamente; no dejarle que tenga otros ideales distintos, que se interese por otras cosas distintas a las familiares. A veces, nos resulta molesto sentir que sus amigos ejerzan más poder en él que nosotros, en fin una serie de detalles que están relacionados con el deseo ambivalente de muchos padres: por un lado quiero que crezca pero por otro le censuro todo lo que sea distinto a lo mío.
Para conseguir la individuación, antes hemos tenido que dejarles que nos “desidealicen” proceso nada fácil para los padres, pues habiendo disfrutado de todo ese endiosamiento, esa mirada de: “lo eres todo para mí”, pasar a que necesitan cuestionar lo que decimos sin darnos tregua. Decir que no a todo, es una forma de poder romper con nuestro pensamiento, si se lo toleramos irán desarrollando los suyos propios. Qué duda hay que la identidad se define en relación al otro. Necesitan que nosotros les permitamos hacer este proceso. Como cuando una niña pequeña le pregunta a su mamá: “qué vestido me pongo”, para justamente correr y ponerse el contrario del que le había dicho su madre. Sobrevivir a sus crítica es crucial, tanto como hacerles sentir que su agresividad nos duele pero no nos mata. Podemos sobrevivir a todo este proceso.
Otra conquista que el adolescente debe realizar es la aceptación de su propio cuerpo y de su propia identidad. No hay escapatorias posible en torno a la identidad sexual, después de la ambigüedad de su cuerpo infantil (sin grandes definiciones), la adolescencia brota y no deja duda sobre su identidad sexual. Surgen curvas, pechos, cambio de voz, vello, etc que demarcan claramente si uno es mujer o varón. Esto requiere un trabajo de duelo sobre ese cuerpo infantil y sobre ese niño que ya deja de ser. Está cambiando de piel, y es un momento muy frágil para su persona.
Las adolescencias son distintas todas, pero cuanto más pegado a su cuidador principal, más le costará separarse, por lo tanto más va a tener que pelearse o confrontarnos. El rechazo a las manifestaciones de ternura de los padres, como el oponerse a ellos, muchas veces son un ensayo de control sobre su mundo. El adolescente no prestará mucha atención a la realidad, encontrará muchas veces refugio en su propio ser, aislándose del mundo exterior, replegándose sobre sí mismo en sus ensoñaciones. Tenemos que entender y aceptar que necesitan separase de nosotros y para ello deben empezar a desarrollar un pensamiento propio. Cuando el adolescente piensa igual a sus padres me preocupa, lo más probable es que no haya realizado el proceso de oponerse para luego buscar sus pensamientos propios. Muchos, asustados frente a la vida se pasivizan y quedan inmovilizados por temor a crecer, por miedo a la vida. A veces los padres sin querer les fomentamos estos miedos, o por los nuestros propios o como forma de mantenerles más tiempo en el cascarón.
Otra tarea de gran envergadura que debe realizar el adolescente es la capacidad de reprimir sus deseos libdinales prohibidos por la cultura. Encauzar el impulso libidinal hacia relaciones adecuadas es un logro importante que no todos consiguen y que está muy relacionado a la voluntad de reprimir el impulso.
La vida social con sus pares tendrá gran importancia. Aunque el adolescente sigue necesitando de su familia para realizar este crecimiento, la familia pasará a ocupar un segundo plano. Sus amigos /iguales son los que influirán en ellos en mayor o menor medida. Confiarán en ellos, se encontrarán a gusto y querrán pasar 100% de su tiempo. Los amigos le permitirán ese espacio para desarrollar su identidad, descubrirse y manifestarse distinto al pequeño que acudía a la escuela. Le permitirán sentir una primera autonomía de sus padres. La amistad movilizará gran parte de su vida afectiva.
Finalmente, las oscilaciones en el adolescente irán: por una parte hacia la dependencia infantil,y por otra hacia la independencia adulta que formará parte de este proceso. Y nosotros como padres,¿ les acompañamos adecuadamente, respetando sus momentos regresivos pero siempre impulsándoles hacia el crecimiento? ¿Nos gusta verle crecer? ¿O consciente o inconscientemente le reprochamos que se esté haciendo mayor y que esté construyendo su propia personalidad?
TIPS PARA TENER EN CUENTA CON LOS ADOLESCENTES:
1.- Ejercer la autoridad y no el autoritarismo
2.- Los límites tienen que ser sin agresividad pero con firmeza.
3.- Fomentarles que piensen distinto.
4.- Equilibrio de poderes. Negociar, se acabó el : “porque soy tu madre”.
5.- Respetar su intimidad
6.- Cuidar mucho el TONO de nuestra voz, una simple observación por nuestra parte puede ser vivido como acusatorio si el tono no es adecuado.
7.- No dejemos un “vacío educativo”, es muy bueno conversar con ellos de distintos temas, pero no debemos abandonar nuestro puesto de madre/padre.
8- Tener cierto control con salidas y sentirnos tranquilos para poner límites.