TEMAS DE PAREJA
Si buscáis una buena relación de pareja podéis hacer hincapié en ver distintos puntos y afianzar los que tengáis más débiles.
Está claro que una pareja con problemas “enraizados” deben acudir a un especialista, que haga circular la problemática, el profesional debe incidir dónde lo tiene que hacer pero…. ¿por qué esperar a que la relación se deteriore?
Propongo unos datos que pueden ayudar a que esto no ocurra. Curiosamente un artículo de “Why Marriges Fail” (Por qué fracasan los matrimonios) de la revista Network, especializada en temas de familia, arroja unos resultados llamativos.
Después de tomar en cuenta distintas variables que puedan estar afectando a la relación de pareja, ellos concluyen que las parejas que se mantenían felices en sus relaciones eran las que conservaban un rango de 5 a 1, de momentos felices y placenteros, a momentos difíciles y negativos. Quiere decir, que por cada 5 momentos de bienestar sólo podemos tener uno de malestar para que la relación nos compense.
Según las teorías más ortodoxas, para que una relación de pareja funcione tiene que existir un alto grado de compatibilidad entre las dos personas: estar de acuerdo en temas importantes: sexo, dinero, religión y educación de los hijos. El concepto tradicional que la compatibilidad es lo que determina que la pareja siga junta es un error, es la forma en que la pareja GESTIONA esta incompatibilidad y en general la calidad emocional de sus intercambios afectivos lo que determinará experiencias positivas o negativas en su relación.
Contrariamente a lo que se piensa, en las parejas que se mantienen felices, que el hombre sea menos expresivos a nivel afectivo que las mujeres no se sostiene.
A ninguna persona se le ocurriría esperar rendimientos de una inversión que no ha realizado, verdad?. ¿Por qué si la pareja es un elemento tan importante en nuestra vida, nos manejamos sin invertir en ella?. ¿Por qué querer repartir “dividendos” si no se ha realizado ninguna inversión inicial?. Todo esto abre distintas líneas de pensamiento que no abordaremos aquí por una cuestión práctica.
En una pareja sana, encontramos los siguientes elementos:
1.- Elevado nivel de independencia entre ambos cónyuges, estar sólo y ser autosuficiente. Dos cónyuges bien diferenciados. Más que el otro configurar “la media naranja” que cada uno sea una naranja entera. Quiere decir dos personas con el deseo bien establecido y desarrollado.
2.- Es bastante importante que se apoyen mutuamente, que el cónyuge apoye en su crecimiento personal al otro miembro de la pareja. Muchas veces, consciente o inconscientemente coartamos el crecimiento personal del individuo, algunas veces por miedo, otras por inseguridades, etc. Un buen ejercicio sería: estoy ayudándole a que consiga sus metas personales y profesionales?. ¿De qué forma le motivo, le apoyo me entusiasmo con sus proyectos aunque estos no sean propios?.
3.- Capacidad sensual. Cada miembro tiene su capacidad de sensualidad propia, desarrollada en su infancia en sus primeros vínculos. Pero a su vez esta capacidad se pone en juego con la capacidad o dificultad del otro en éste área. Lo importante es que haya un encuentro entre las dos sensualidades, que no necesariamente implica sexualidad, por eso le dedico otro punto. Por ejemplo, ir a una exposición podría estimular la sensualidad de ambos. Realizar un deporte conjuntamente, como esquiar, deslizarse por la nieve entraría en esta actividad, cocinar conjuntamente. Está más vinculada al despertar de la erogeneidad, experimentar la sensorialidad en el cuerpo.
4.- Capacidad sexual. Hay una búsqueda de excitación sexual que tiene como la finalidad una “descarga orgásmica”. Aunque cada pareja encuentra “sus formas” hay una tendencia en la actualidad a desvincular la sexualidad de la relación lo que conduce muchas veces a relaciones insatisfactorias. No se trata de un ejercicio gimnástico, sino justamente lo que permite que sea una experiencia única es la capacidad de juego y de entrega que puedan tener en ella. Es importante que el deseo circule. Siempre se facilita el encuentro sexual en viajes, porque permite un escenario más distraído y fuera del contexto familiar, con lo cual ayuda a la pareja a poder asumir otros roles más estimulantes que el estar acotado a “la maternidad/paternidad” o “al trabajo”.
5.- Capacidad de ternura. Es una de las capacidades más humanas. La ternura busca la alegría y el bienestar de la otra persona a través de detalles en apariencia pequeños. Es un abrazo suave que envuelve, pero para ello se requiere un cierto grado de paz interior y de bienestar con uno mismo. Para ello sugerimos crear espacios y momentos juntos sin una finalidad determinada.
6.- Capacidad para intimar. La capacidad de saber de la otra persona, de abrirse en la relación y de poder profundizar en los deseos, los sueños, las motivaciones, los problemas y la cotidianidad de la otra persona. Para ello sugerimos el interesarse, el desarrollar la curiosidad en conocer al otro.
7.- Honestidad emocional. La sinceridad adulta, el deseo de comunicarse con la otra persona desde la franqueza y la libertad emocional a pesar de que los pensamientos no coincidan. Lo que puede ayudar a desarrollar esta capacidad es la asertividad, poder expresar sentimientos negativos sin lastimar a la otra persona.