ALGO SOBRE LA SEXUALIDAD FEMENINA
Hace tiempo que quería escribir algo sobre la sexualidad de las mujeres, se lo prometí a mi hermana, a mi hija, a mi madre; también se lo debo a pacientes, amigas, en fin a todas las mujeres.
En mi criterio, hay un sesgo brutal sobre la sexualidad femenina, gran parte por haber sido teorizada y escrita por hombres que han leído la conducta sexual femenina sesgada por sus propios intereses. La idea de Freud sostiene que el orgasmo de clítoris es un orgasmo femenino inmaduro, y el orgasmo vaginal corresponde a un orgasmo femenino maduro, el de la vagina por ser el que representa el reconocimiento de la falta de pene; y el otro orgasmo masculino, por equiparar al clítoris con pene pequeño. No hay ningún dato clínico, observable, que corrobore esta afirmación. ¿No se trata tal vez de un interés masculino?, ¿hasta que punto la sexualidad femenina se tiene que adaptar al placer del hombre y desde ahí teorizar?. Menos mal que hemos tenido mujeres estudiosas que se han dedicado a cuestionar y refutar teorías de esta índole. Pues hay diversas formas de excitación en el cuerpo de la mujer ya que hay varios puntos de terminaciones nerviosas que pueden producir distintos caminos hacia el climax.
Investigaciones recientes del Journal of Sexual Medicine (2017) estudiando a 926 mujeres, afirman que los pensamientos automáticos tanto negativos como positivos en el encuentro sexual juegan un papel clave en acceder a la plataforma orgásmica. Parece que el promedio de orgasmos de un hombre a lo largo de su vida es de 4233, mientras que el de las mujeres es de 1863 orgasmos. No se trata de echar una carrera, sino de poder examinar más en profundidad el tema.
No deja de ser menos interesante, el tema de la subjetividad femenina y cómo los patrones culturales (exigencias) producen cambios en la conducta, que fuera de ser cambios reales y elegidos desde la libertad, son más desde el cambio de un modelo social distinto de la mujer. Es decir, que lo que aparentemente promete ser un cambio “liberador” “sexualidad libre”, es más bien otra exigencia social que se le destina a la mujer. De esta forma, se produce una “psicosis” con cuestiones sobre la falta de deseo en la sexualidad de la mujer, a lo que se refiere la Dra. Emilce Dio Bleichmar, cuando plantea la cuestión que la mujer es enseñada de pequeña a “no conectar con su deseo”, a estar pendiente del deseo de los demás, para después ser exigida a convertirse en una persona con un “deseo ardiente” en su matrimonio.
Recuerdo en mis 10 años a cargo de grupos de estimulación temprana, trabajando con padres y sus bebés, en masajes infantiles surgían los siguientes comentarios. Cuando los “bebés varones” tocaban sus genitales, los padres comentaban: “mira Adriana, que machote”, era motivo de orgullo, mientras que si era la niña bebé la que se tocaba era motivo de preocupación, me lo decían en voz baja y me solicitaban una consulta para ver cómo abordar el tema.
La sociedad y los modelos femeninos mayoritariamente no han encaminado la búsqueda del placer en la mujer, han promovido los cuidados y la atención hacia los demás como maneras de consolidar la identidad femenina. Actualmente hay un movimiento reactivo, hacia un modelo de mujeres “liberadas”, más que conectadas con su propio placer: permitirse descubrir poco a poco su propio cuerpo, parece responder a una “urgencia” por cumplir con la hipersexualización que se le impone como nuevo modelo. La belleza física impera y se refuerza la función de “objeto” y se “cosifica” (se la hace cosa) a la mujer tiene que ser “sexy” (dietas, cirugías, etc ) se ha convertido casi en una esclavitud tener un cuerpo 10, justamente para suscitar la mirada delhombre, pero no para gozar con su propio cuerpo, para ello debe convertirse en sujeto activo de su propio deseo.
Digamos que la mujer se encuentra deslegitimada en su deseo por la propia cultura, automáticamente anula, sustituye, niega, etc hace mil maniobras psíquicas con su deseo, para no entrar en conflicto con las necesidades de su pareja o de los demás. Prefiere sostener el conflicto intrapsíquico (anular su deseo, enfermarse etc.) que el conflicto intersubjetivo (con el otro), para luego ser señalada y acusada por no tener deseo en la sexualidad.
Por eso muchas mujeres cuando tiene el deseo sexual bajo, cabría preguntarse: ¿bajo en relación con qué?, o ¿con quién?. Parecen estar más preocupadas por la amenaza que representa para ellas perder la relación con su pareja y que venga otra mujer y “engatuse” a su pareja, que por su propia falta de deseo.Y es que parece que hemos avanzado mucho, pero en mi opinión no es tanto como parece.
Lejos de resultar una liberación femenina, esta sociedad parece haberse convertido claustrofóbica para muchas mujeres. Levantar los condicionantes sociales y modificarlos es menester de cualquier sociedad medianamente sana. En este sentido es interesante el concepto de subjetividad culpógena, desarrollado por la Dra. Silvia Bleichmar, que explica como enfocando un conflicto en lo individual sin verlo como un problema social hace que la mujer en privado se sienta culpable, que es ella la que no funciona adecuadamente y localice el tema ahí, desestimando otras razones que explicarían mejor el fenómeno. La propia sexualidad está atravesada por temáticas sociales y sólo teniendo muy en cuenta estos condicionantes, se podrá acceder a mayor libertad. Es importante analizar de qué forma los condicionantes sociales están incidiendo en los conflictos intrapsíquicos.
A pesar de ello, creo que la libertad en la sexualidad buscada desde el propio deseo, la desinhibición, en los casos en que así fuera, supone una ruptura con los convencionalismos así que bienvenida sea. Trabajando mucho con mujeres y teniendo en cuenta la diversidad en las distintas sexualidades, me atrevería a afirmar que la sexualidad en muchas mujeres es más vincular, es decir que tiene mucho que ver con sentirse a gusto en la relación, con una persona específica. Por supuesto, que vivir a gusto con una misma también es una parte importante que afecta la sexualidad, encontrarse bien no solamente con su cuerpo, sino también con su trayectoria vital.
El deseo de las mujeres va por otros vericuetos, el tipo de fantasías depende de cómo se haya configurado su deseo y de la estructuración de este, que estará determinado por experiencias subjetivas, es decir cada mujer tendrá las propias. Aunque es frecuente encontrar un tema disociativo en la sexualidad femenina, respeto, modestia y cariño en el hombre con quien forma una pareja y jugar el erotismo con otros hombres. Algunas mujeres pueden dar riendas suelta a su libido y experimentar sensaciones voluptuosas con más facilidad, desde una relación bajo la garantía de que no sea su pareja formal, he aquí un tema para trabajarlo a nivel intrapsíquico.
Si queremos producir cambios, hay muchas cuestiones que requieren la participación de los hombres también. Mujeres en sus relatos, declaran que algunos hombres parecen estar más preocupados por ser “súper amantes” que conectar realmente con el deseo de la mujer. Motivo por el cual cada vez que la mujer no siente placer, él mismo lo vivirá como un fracaso, herida narcisista que exige a la mujer su disfrute para mantener su narcisismo compensado. Mujeres declaran que cuando su pareja intenta conectar con su deseo, por el propio gusto de darle placer y no movido por intereses narcisistas: “ser un buen amante”, ellas se encuentran mucho más plenas, con sensaciones más voluptuosas y son capaces de disfrutar mucho más de su sexualidad.
Es posible que si empezamos a legitimar a las niñas desde su más temprana infancia, siendo coherentes entre lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos examinándonos, sin ser severos con nosotros mismos, pero si críticos, podamos hacer que las cosas cambien.